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"Cuando estamos estresados, nuestra respiración se acorta. Si estás relajado, se acuesta. Nuestra respiración es un indicador de nuestras emociones. Es interesante enseñar temprano ejercicios de respiración a los niños, explica Stéphanie Brillant, periodista y directora, autora de Guía del cerebro para padres ilustrados (Actes Sud). Se convierte para él en una verdadera herramienta a su disposición. Al tomar el control de su respiración, puede ahuyentar más fácilmente las ansiedades que lo as altan al caer la noche. Stéphanie Brillant explica 5 pequeños y sencillos ejercicios para ayudarla a tener una noche tranquila.
"El método 4-7-8
Pídale a su hijo que cierre la boca, inhale por la nariz mientras cuenta hasta 4. Luego pídale que contenga la respiración mientras cuenta hasta 7, luego exhale lentamente mientras cuenta de 4 a 8. Dígale repite la combinación varias veces. Guíelo contando para él. También puedes agitar tu mano para acompañarlo. Su mano se eleva en la inspiración, el puño se usa para la retención y la mano baja en la expiración. Una exhalación prolongada es un paso importante hacia la relajación y la relajación.La pequeña nube
Acostado, pídele que cierre los ojos y cuéntale la historia de una pequeña nube que subirá por su cuerpo y lo rodeará decomodidad. Primero toca las plantas de los pies, relaja las pantorrillas, las rodillas. Luego levante su pequeña nube a la parte superior del cuerpo. Descríbelo: es cálido, suave, te sientes bien. Cuando llega a la cima del cráneo, se va volando con todos los problemas del día.
La historia relajante
Cuando le lea un cuento antes de irse a dormir, presente este pequeño juego. Al final de cada oración o de cada página, puede sugerir que el niño haga una larga exhalación juntos.
La flor y la vela
Dígale que cierre el puño y levante el dedo índice. Pídele que se lleve el dedo índice a la nariz y ofrécele respirar esta flor imaginaria. Luego, todavía con el dedo índice, dígale que apague como se apaga una vela, que no apague la llama sino que la haga bailar, parpadear el mayor tiempo posible.
Una sesión de bostezos
Este ejercicio, que ayuda a relajarse, se puede realizar a primera hora de la tarde. Alterne inspiraciones exageradas y suspiros para provocar un bostezo. Para lograr esto, asegúrese de que la inhalación sea el doble de lo habitual. Llena tus pulmones al máximo y mientras exhalas no dudes en hacer ruido, en suspirar mientras emites un sonido de liberación y placer. Risas garantizadas.
Para leer: Guía del cerebro para padres ilustrados, Stéphanie Brillant, ed. Actos del Sur
