- Romaine: el remedio de César
- La sucrina: la más crujiente
- Canónigos: el agente relajante
- El iceberg: el americano envolvente
- Rúcula: el picante de la bota
- Verdolaga: garantía de longevidad
- Batavia: la reina de los bocadillos
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Romaine: el remedio de César

Cultivada durante más de cinco mil años en el Mediterráneo, esta variedad de lechuga de hojas largas tiene fama de analgésica. Habría curado a Julio César de una grave enfermedad. Según el historiador Plinio el Viejo, el emperador romano hizo erigir una estatua en honor a la planta. Crudo, es uno de los ingredientes principales de la famosa ensalada César, hecha con pollo, picatostes y parmesano. Como todas las lechugas, la lechuga romana es baja en calorías y está llena de vitamina C.
La sucrina: la más crujiente
Este pequeño encanto de la familia de las lechugas, sutilmente dulce (su nombre proviene del latín saccharum, azúcar), tiene todo a su favor: su lindo tamaño, sus hojas carnosas , su textura crujiente, su sabor a avellana. En el sur de Francia, también se le llama Craquerelle du Midi o Craquante d'Avignon. Delicioso crudo, en ensalada, con carpaccio de ternera o tartar de salmón, también se brasea como una escarola.
Canónigos: el agente relajante

Tierna, ligera, dulce… Muy popular, esta especie de la familia de las valerianáceas originaria de África yde Eurasia, ha heredado diferentes apodos según la región: Douxette, Blanchette, Boursette, Rapunzel, Auricle… Concentrada en omega-3, se dice que la canónigo tiene un efecto relajante. El grueso de la producción francesa procedente de Loire-Atlantique, se sirve tradicionalmente con ostras. Funciona de maravilla en sopa, debajo de una ensalada de remolacha o con queso fresco.
El iceberg: el americano envolvente
A principios del siglo XX, los estadounidenses lo importaron de Canadá transportándolo en vagones de carga llenos de hielo, lo que explica su sorprendente nombre. Sus hojas de color verde pálido son notablemente crujientes y tienen el tamaño perfecto para hacer wraps o preparar un cóctel de camarones y aguacate. Cortadas en tiras finas, añaden sabor a ensaladas y sándwiches.
Rúcula: el picante de la bota
Primo de los rábanos, con un sabor picante, originario de todo el Mediterráneo, la rúcula es popular. ¿Su secreto? Su acción supresora del apetito unida a sus virtudes digestivas. Los italianos lo espolvorean en sus pizzas y lo usan para condimentar sus pestos, risottos y guisos. Su poder afrodisíaco alabado por los romanos le ha valido durante mucho tiempo que esté prohibido en Europa por las autoridades religiosas. En la isla de Ischia, frente a Nápoles, da rucolino, un digestivo que se supone que da alas. Hoy en día, es considerado un alimento anticancerígeno, por su contenido deantioxidantes.
Verdolaga: garantía de longevidad
Una planta de India y Persia, la verdolaga deleita las papilas gustativas con su sabor a limón, pimienta y salado, cercano al berro. Se prepara cruda o cocida, al vapor, s alteada o en puré. Los griegos lo incorporaron a su famosa dieta cretense: las hojas y los tallos se fríen con queso feta, tomates y ajo. Sus efectos antioxidantes han sido probados por numerosos estudios.
Batavia: la reina de los bocadillos

Crujiente y muy ligeramente dulce, esta es la lechuga por excelencia. Debe su nombre a sus orígenes holandeses: en la época de los romanos, el territorio de los actuales Países Bajos se llamaba Batavia. Se come crudo, cocido o estofado. Combina maravillosamente con huevos y salmón ahumado. Sobre todo, aporta un toque de frescura a los sándwiches y hamburguesas.
Artículo publicado en Jeux Délices n°6 junio-julio 2022